El misterio del color rojo de Marte explicado científicamente

ARTÍCULOS ASTRONOMÍA

Alex David León Muñoz

9/11/20253 min read

Marte, conocido como el planeta rojo, es uno de los cuerpos más fascinantes del sistema solar y ha capturado la atención de científicos, astrónomos y curiosos de todas las edades durante siglos, no solo por su color llamativo, sino por lo que ese color nos cuenta sobre su historia y composición. Su característico tono rojizo se debe al óxido de hierro, un mineral que cubre gran parte de su superficie y que refleja la luz del Sol, dándole esa apariencia inconfundible desde la Tierra; este óxido, también llamado hematita, se ha formado a lo largo de miles de millones de años a medida que los minerales de la superficie se oxidaban por la interacción con trazas de oxígeno y la radiación solar, procesos que además ayudaron a moldear la geología del planeta y a generar la gran diversidad de colores que observamos, desde tonos rojizos intensos hasta naranjas y marrones apagados en distintas regiones.

Pero Marte no siempre fue rojo, se cree que en su pasado antiguo, hace unos 4.000 millones de años, el planeta tenía agua líquida en la superficie, con ríos, lagos e incluso océanos, y contaba con una atmósfera más densa y cálida que la actual; la interacción de esta atmósfera primitiva con los minerales, combinada con la actividad volcánica de gigantescos volcanes como Olympus Mons y Tharsis, provocó reacciones químicas que contribuyeron a la formación de los óxidos de hierro que hoy predominan. Además, Marte posee una actividad geológica y meteorológica sorprendentemente dinámica para ser un planeta “muerto”: enormes tormentas de polvo pueden cubrir regiones enteras durante semanas, y estas tormentas levantan partículas que reflejan la luz solar, cambiando sutilmente la intensidad de su color visto desde la Tierra, lo que permite a los astrónomos detectar patrones estacionales y estudiar la composición del polvo marciano. La superficie marciana también está marcada por cráteres antiguos, cañones colosales como Valles Marineris y dunas de arena rojiza que se extienden por cientos de kilómetros, creando un paisaje que es tanto fascinante como un desafío para futuras misiones humanas. Su atmósfera, compuesta principalmente por dióxido de carbono, es extremadamente delgada y contribuye a la apariencia rojiza al dispersar la luz de manera particular.

Marte no solo es un planeta bonito a la vista, sino un registro vivo de su evolución: cada roca, cada cráter y cada cambio de color nos cuentan historias sobre volcanes extintos, posibles cuerpos de agua pasados y la interacción constante entre minerales y radiación solar. Además, su color ha inspirado culturas, mitos y teorías a lo largo de la historia, desde la antigua Grecia hasta los modernos estudios de astrobiología y colonización futura, convirtiéndolo en un icono de la curiosidad humana y la exploración del espacio. En definitiva, el rojo de Marte no es solo un color llamativo: es una ventana a millones de años de historia geológica y atmosférica, un testimonio de cómo los procesos naturales dan forma a los planetas y una invitación a seguir explorando los secretos del cosmos. Cada vez que lo observamos desde la Tierra o mediante telescopios avanzados y misiones espaciales como los rovers Perseverance y Curiosity, aprendemos un poco más sobre su superficie, su clima y su potencial para albergar vida, convirtiéndolo en un objeto de estudio imprescindible para entender no solo nuestro sistema solar, sino también la evolución de planetas similares a la Tierra en otros rincones del universo.

El rover Perseverance junto al helicóptero Ingenuity explorando el terreno marciano

Olympus Mons, el volcán más alto del sistema solar, se encuentra en Marte

Dale un toque a YouTube para ir a nuestro canal