James Webb descubre un patrón galáctico que sugiere vivimos en un agujero negro
ASTRONOMÍA
Alex David León Muñoz
9/14/20253 min read


Un patrón inesperado en cientos de galaxias primitivas ha encendido una chispa en la cosmología moderna. El telescopio espacial James Webb ha detectado que muchas de ellas giran en la misma dirección, desafiando la idea de que el universo es simétrico. Este hallazgo ha reactivado una hipótesis audaz: que nuestro universo podría estar dentro de un agujero negro en rotación.
El hallazgo que lo cambió todo
En el marco del programa JADES (James Webb Space Telescope Advanced Deep Extragalactic Survey), se analizaron 263 galaxias tempranas, formadas apenas 600 millones de años después del Big Bang. Lo que sorprendió a los investigadores fue que alrededor del 60 % giraban en el mismo sentido, mientras que solo el 40 % lo hacían en dirección opuesta.
Este desequilibrio rompe con uno de los pilares de la cosmología: la isotropía, que sostiene que el universo no tiene direcciones privilegiadas. Si el cosmos tuviera un eje de rotación, eso implicaría que nació girando, dejando una huella en la formación de las primeras estructuras galácticas.
La cosmología del agujero negro
Esta anomalía ha dado nueva vida a una teoría propuesta por el físico Nikodem Poplawski: la cosmología del agujero negro. Según esta idea, nuestro universo podría haber surgido dentro de un agujero negro en rotación, ubicado en otro universo más grande.
¿Cómo funcionaría?
Cuando una estrella colapsa y forma un agujero negro, la materia no se destruye, sino que se reorganiza en una nueva región del espacio-tiempo.
Esa región puede expandirse como un universo independiente, con su propio Big Bang.
Si el agujero negro original tenía momento angular, ese giro se transmitiría al universo interno, generando un eje preferente… como el que ahora vemos en las galaxias observadas.
Poplawski lo describe como una serie de muñecas rusas cósmicas: cada agujero negro contendría un universo, y dentro de cada universo podrían formarse nuevos agujeros negros que generen otros universos.
Alternativas más conservadoras
No todos los científicos están listos para abrazar la idea de universos dentro de agujeros negros. Existen explicaciones más prudentes:
Sesgo Doppler: El movimiento de la Tierra alrededor de la Vía Láctea podría afectar cómo percibimos la luminosidad y rotación de las galaxias. Las que giran en dirección opuesta aparecerían más brillantes y serían más fáciles de detectar.
Muestreo limitado: Aunque 263 galaxias es una muestra significativa, aún es pequeña comparada con la escala del universo. Se necesitan más observaciones para confirmar si el patrón es real.
Errores sistemáticos: Instrumentos, algoritmos o modelos podrían introducir sesgos no detectados. El equipo planea observar más de 100.000 galaxias para validar los resultados.
¿Y si es cierto?
Aceptar que vivimos dentro de un agujero negro implicaría repensar todo lo que sabemos sobre:
La expansión del universo: ¿estamos expandiéndonos dentro de una región limitada?
La gravedad cuántica: ¿podría esta teoría unificar relatividad y mecánica cuántica?
La multiversalidad: ¿existen infinitos universos, cada uno con sus propias leyes físicas?
La ciencia avanza cuando se atreve a mirar más allá de lo evidente. Quizás no estemos dentro de un agujero negro… o quizás sí. Lo que está claro es que el universo sigue siendo más extraño de lo que podemos imaginar, y el James Webb apenas ha comenzado a abrir esa puerta.