La historia del USB: cómo un conector cambió el mundo digital
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Alex León
10/13/20255 min read


Por Alex León | CienciaZ.com | 13/10/2025
Un caos de cables antes del USB
Antes de que el USB se convirtiera en el estándar universal de conexión, el mundo digital era un laberinto de puertos incompatibles. Los usuarios de ordenadores personales en los años 80 y 90 se enfrentaban a una jungla de interfaces: puertos serie para ratones, paralelo para impresoras, PS/2 para teclados, SCSI para discos externos, y cada uno con su propio controlador, configuración y limitaciones.
Conectar un nuevo dispositivo implicaba reiniciar el sistema, instalar drivers manualmente y, en muchos casos, lidiar con conflictos de hardware. La experiencia era frustrante incluso para usuarios avanzados, y prácticamente inaccesible para el público general.
La industria tecnológica necesitaba una solución: un estándar que simplificara la conexión de periféricos, que fuera rápido, versátil y fácil de usar. Así nació el USB: Universal Serial Bus.
El nacimiento del USB: una alianza para la simplicidad
El desarrollo del USB comenzó en 1994, liderado por Ajay Bhatt, ingeniero de Intel, junto con un consorcio de empresas tecnológicas que incluía Microsoft, IBM, Compaq, DEC, NEC y Northern Telecom. Su objetivo era claro: crear una interfaz única que permitiera conectar cualquier dispositivo a cualquier ordenador, sin necesidad de configuraciones complejas.
En 1996 se lanzó oficialmente USB 1.0, con una velocidad de transferencia de 12 Mbps. Aunque modesta, esta versión ya permitía conectar ratones, teclados, cámaras digitales y otros periféricos sin apagar el equipo. El estándar ofrecía además alimentación eléctrica, lo que eliminaba la necesidad de adaptadores externos para muchos dispositivos.
La clave del éxito fue su estandarización abierta: cualquier fabricante podía adoptar el USB, lo que aceleró su expansión y lo convirtió en el conector más popular del mundo.
Evolución técnica: de USB 1.0 a USB4
Desde su lanzamiento, el USB ha pasado por múltiples generaciones, cada una mejorando velocidad, eficiencia y funcionalidad:
USB 1.1 (1998): corregía errores de la versión inicial y se convirtió en el primer estándar ampliamente adoptado.
USB 2.0 (2000): aumentó la velocidad a 480 Mbps, permitiendo la transferencia de archivos grandes y el uso de discos externos.
USB 3.0 (2008): alcanzó los 5 Gbps y mejoró la eficiencia energética.
USB 3.1 (2013): duplicó la velocidad a 10 Gbps y añadió soporte para carga rápida.
USB 3.2 (2017): permitió hasta 20 Gbps en configuraciones específicas.
USB4 (2019): unificó estándares con Thunderbolt 3, alcanzando hasta 40 Gbps y soporte para múltiples protocolos simultáneos.
Cada salto tecnológico no solo mejoró la velocidad, sino que amplió las posibilidades de uso: desde cargar teléfonos hasta transmitir video en 4K o alimentar estaciones de trabajo completas.


El impacto cultural del USB
El USB no solo transformó la informática: cambió la cultura digital. La aparición de las memorias USB —pequeñas, portátiles y regrabables— revolucionó la forma en que compartimos archivos. En los años 2000, llevar documentos, música o fotos en un “pendrive” se volvió parte de la vida cotidiana.
Además, el USB permitió la democratización de la tecnología. Dispositivos antes complejos —como impresoras o cámaras web— se volvieron plug-and-play, accesibles para usuarios sin conocimientos técnicos. La interoperabilidad entre marcas y sistemas operativos se convirtió en norma.
En el ámbito educativo, laboral y doméstico, el USB se convirtió en sinónimo de accesibilidad. Su presencia en ordenadores, televisores, consolas, automóviles y electrodomésticos lo consolidó como el conector universal por excelencia.
USB-C: el conector que lo unifica todo
En 2014 se presentó USB-C, un conector reversible, compacto y capaz de manejar datos, video y energía en un solo cable. Su adopción ha sido masiva: lo usan desde teléfonos Android hasta MacBooks, pasando por consolas, monitores y discos duros.
USB-C también permite carga rápida y transmisión de video en alta resolución, lo que lo convierte en el estándar más versátil hasta la fecha. Aunque su implementación ha generado confusión por la coexistencia de múltiples versiones (USB 3.1, 3.2, Thunderbolt), su potencial es indiscutible.
Además, USB-C ha permitido la creación de estaciones de trabajo portátiles, donde un solo cable conecta el portátil a monitores, teclado, ratón, red y alimentación eléctrica.
¿Qué tecnologías desplazó el USB?
El éxito del USB provocó la desaparición de varios estándares:
Puertos serie y paralelo: usados en impresoras y módems, quedaron obsoletos.
FireWire (IEEE 1394): aunque ofrecía velocidades similares, nunca logró la misma adopción.
PS/2: el clásico puerto para teclado y ratón fue reemplazado por USB en casi todos los equipos modernos.
Disquetes y CD-ROMs: fueron desplazados por memorias USB, que ofrecían mayor capacidad, velocidad y durabilidad.
Incluso tecnologías como Bluetooth y Wi-Fi han tenido que coexistir con el USB, que sigue siendo preferido por su estabilidad, velocidad y seguridad en entornos profesionales.
El futuro del USB: más allá del cable
Con la llegada de USB4, el estándar se prepara para una nueva era: conexiones más rápidas, versátiles y seguras. Se espera que USB4 se convierta en el núcleo de estaciones de trabajo, centros multimedia y dispositivos móviles, eliminando la necesidad de múltiples cables y adaptadores.
Además, el USB sigue evolucionando en términos de eficiencia energética, seguridad de datos y compatibilidad universal. Su capacidad para adaptarse a nuevas demandas lo mantiene vigente en un mundo donde la conectividad es clave.
En paralelo, se exploran tecnologías como USB inalámbrico, que permitiría conexiones sin cables pero con la misma velocidad y estabilidad. Aunque aún en fase experimental, este concepto podría redefinir la forma en que interactuamos con nuestros dispositivos.
USB en la era de la sostenibilidad
El USB también ha tenido impacto en la sostenibilidad tecnológica. Al reducir la necesidad de múltiples cables, adaptadores y fuentes de alimentación, ha contribuido a disminuir el desperdicio electrónico. Además, su estandarización ha permitido que los dispositivos tengan mayor vida útil, al ser compatibles con generaciones anteriores.
En 2022, la Unión Europea aprobó una legislación que obliga a los fabricantes de dispositivos móviles a adoptar USB-C como estándar único de carga, con el objetivo de reducir residuos y facilitar la vida al consumidor. Esta medida refuerza el papel del USB como herramienta de sostenibilidad.
Desde su aparición en los años 90, el USB ha pasado de ser una solución técnica a convertirse en un símbolo de conectividad universal. Su evolución refleja no solo avances tecnológicos, sino también cambios culturales, sociales y económicos.
Hoy, el USB está presente en casi todos los aspectos de nuestra vida digital. Y aunque el futuro traerá nuevos estándares, su legado como el conector que lo cambió todo está asegurado.
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