Podríamos ver la explosión de un agujero negro antes del 2035

ASTRONOMÍA

Alex León

9/25/20253 min read

¿Veremos explotar un agujero negro antes de 2035?

La idea de presenciar la explosión de un agujero negro parece sacada de la ciencia ficción. Sin embargo, un estudio reciente publicado en Physical Review Letters sugiere que este fenómeno podría ocurrir en nuestra propia década. Si se confirma, no solo sería un hito en la historia de la astronomía, sino también una validación directa de la teoría de la radiación de Hawking, propuesta hace más de 50 años.

Agujeros negros primordiales: reliquias del Big Bang

Los agujeros negros primordiales (PBH, por sus siglas en inglés) son objetos teóricos que habrían surgido en los primeros instantes del universo, menos de un segundo después del Big Bang. A diferencia de los agujeros negros estelares —formados por el colapso de estrellas masivas— los PBH podrían tener masas muy pequeñas, incluso inferiores a la de una montaña, y tamaños microscópicos.

Su existencia ha sido difícil de comprobar, pero los científicos creen que podrían estar dispersos por el universo, invisibles a nuestros telescopios, y que incluso podrían constituir una parte significativa de la misteriosa materia oscura.

La radiación de Hawking: ¿una cuenta atrás cósmica?

En 1974, Stephen Hawking revolucionó la física teórica al proponer que los agujeros negros no son completamente oscuros. Según su teoría, debido a efectos cuánticos cerca del horizonte de sucesos, los agujeros negros emiten partículas —lo que se conoce como radiación de Hawking— y pierden masa con el tiempo.

Este proceso es extremadamente lento para los agujeros negros grandes, pero en el caso de los PBH, que tienen masas mucho menores, la evaporación podría ser rápida. De hecho, algunos modelos predicen que los PBH que se formaron hace 13.800 millones de años estarían llegando al final de su vida útil… ahora mismo.

¿Qué dice el estudio?

El estudio liderado por Aidan Symons, físico de la Universidad de Massachusetts, calcula que hay una probabilidad de hasta el 90% de que los telescopios actuales detecten una explosión de PBH antes de 2035. Esta predicción se basa en modelos que combinan física cuántica, relatividad general y observaciones recientes de rayos cósmicos.

Una explosión de este tipo sería breve pero extremadamente energética, visible como un destello de rayos gamma, neutrinos de alta energía o incluso ondas gravitacionales. Detectarla no solo confirmaría la existencia de los PBH, sino también la validez de la radiación de Hawking, una de las piezas clave que une la física cuántica con la cosmología.

¿Qué podríamos descubrir?

La explosión de un PBH podría liberar partículas exóticas que nunca hemos observado. Algunos teóricos especulan sobre la existencia de electrones oscuros, partículas que interactúan mediante fuerzas electromagnéticas desconocidas. También podría arrojar luz sobre la naturaleza de la materia oscura, los límites de la gravedad cuántica y el comportamiento del espacio-tiempo en condiciones extremas.

Además, este evento podría explicar fenómenos astrofísicos misteriosos, como el neutrino más energético jamás detectado, observado recientemente por el Observatorio IceCube en la Antártida. Algunos científicos creen que dicho neutrino podría haber sido producto de la evaporación de un PBH.

¿Estamos preparados para observarlo?

Gracias a los avances tecnológicos, estamos mejor equipados que nunca para captar este tipo de eventos. Telescopios como el James Webb, el Observatorio de Rayos Cósmicos Pierre Auger, y detectores de ondas gravitacionales como LIGO y Virgo podrían ser capaces de registrar una explosión de PBH.

Además, misiones futuras como el Observatorio Einstein y el Telescopio de Rayos Gamma CTA (Cherenkov Telescope Array) aumentarán aún más nuestras posibilidades de detección. La clave estará en saber qué señales buscar y cómo distinguirlas de otros fenómenos cósmicos.

Implicaciones filosóficas y científicas

Más allá de la física, presenciar la explosión de un agujero negro primordial tendría implicaciones profundas. Confirmaría que el universo está lleno de secretos aún por descubrir, y que teorías aparentemente abstractas como la de Hawking pueden tener consecuencias observables.

También abriría nuevas preguntas: ¿Qué ocurre exactamente en el momento final de un agujero negro? ¿Se forma una singularidad desnuda? ¿Se libera información que estaba atrapada? ¿Podemos usar estos eventos como laboratorios naturales para estudiar la física cuántica?

¿Y qué significa esto para nosotros?

Aunque una explosión de PBH no representa ningún peligro para la Tierra —su energía se disiparía en el espacio— el impacto intelectual y científico sería enorme. Sería como presenciar el nacimiento de una nueva era en la física, donde conceptos como gravedad cuántica, multiverso y partículas exóticas dejarían de ser especulaciones para convertirse en objetos de estudio directo.

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