El telescopio James Webb revela objetos que parecen estrellas, pero esconden agujeros negros

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Alex León

10/4/20252 min read

El telescopio espacial James Webb ha revelado una nueva clase de objetos astronómicos que desafían las categorías tradicionales: agujeros negros supermasivos que brillan como si fueran estrellas. Este hallazgo, inesperado y revolucionario, podría cambiar nuestra comprensión sobre cómo se forman y evolucionan las galaxias en el universo primitivo.

Un descubrimiento que desafía la clasificación cósmica

Los agujeros negros supermasivos detectados por el James Webb están envueltos en densas nubes de gas extremadamente caliente. Este gas, al ser devorado a gran velocidad, forma un “capullo” luminoso que emite radiación intensa, similar a la de una estrella joven. A simple vista, estos objetos parecen estrellas comunes, pero su núcleo es un agujero negro de millones de masas solares.

Este fenómeno complica la clasificación tradicional entre estrellas, cuásares y núcleos galácticos activos. Lo que antes se consideraba una estrella brillante podría, en realidad, ser un agujero negro disfrazado por su entorno energético.

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Cómo el James Webb logró detectarlos

Gracias a su sensibilidad infrarroja y su capacidad para observar el universo temprano, el telescopio James Webb pudo distinguir la firma espectral de estos objetos en galaxias formadas apenas unos cientos de millones de años después del Big Bang. Los datos revelan que el brillo no proviene de procesos de fusión nuclear como en las estrellas, sino de la acreción violenta de materia por parte del agujero negro.

Este tipo de observación solo es posible con instrumentos como el Webb, que pueden penetrar el polvo cósmico y analizar la luz infrarroja con precisión milimétrica.

Implicaciones para la formación galáctica

El hallazgo sugiere que los agujeros negros supermasivos podrían haber jugado un papel más activo en la formación de galaxias de lo que se pensaba. En lugar de ser el resultado final de procesos galácticos, podrían haber sido motores de crecimiento desde etapas muy tempranas. Su capacidad para atraer y calentar materia habría influido en la distribución de estrellas, gas y elementos pesados en las primeras galaxias.

Además, plantea preguntas sobre la velocidad con la que estos agujeros negros crecieron. ¿Cómo lograron alcanzar masas tan enormes en tan poco tiempo? ¿Qué tipo de entorno permitió esta aceleración?

Una nueva frontera en la astronomía moderna

Este descubrimiento marca el inicio de una nueva etapa en la exploración del universo profundo. Los “agujeros negros disfrazados de estrellas” obligan a los astrónomos a revisar modelos teóricos, redefinir categorías y buscar nuevas formas de interpretar los datos del cosmos primitivo.

El James Webb continúa demostrando que el universo es más complejo, dinámico y sorprendente de lo que imaginábamos. Y cada nueva observación nos acerca un poco más a entender cómo surgió la estructura cósmica que hoy habitamos.

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