La historia del emoji: Cómo nacieron y quién decide su evolución

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Alex León

10/28/20254 min read

Antes de los emojis, existían los emoticonos, combinaciones de caracteres como :-) o ¯\\(ツ)/¯ que simulaban expresiones. Pero el salto visual ocurrió en 1999, cuando Shigetaka Kurita, diseñador de NTT Docomo, creó los primeros 176 emojis para facilitar la comunicación en móviles japoneses. Eran simples, de 12×12 píxeles, e incluían símbolos meteorológicos, emociones básicas y objetos cotidianos.

Kurita se inspiró en los pictogramas del metro de Tokio, los ideogramas japoneses y los mangas. Su objetivo no era decorar, sino reducir ambigüedad en los mensajes cortos, donde cada carácter contaba. Estos primeros emojis no eran imágenes como las actuales, sino caracteres codificados en sistemas propietarios.

La expansión global: Apple, Unicode y el salto cultural

Durante años, los emojis fueron exclusivos de Japón. Todo cambió en 2010, cuando Apple los incluyó en iOS 5 y presionó para que fueran estandarizados por el Consorcio Unicode, la organización que regula los caracteres digitales a nivel mundial. Unicode comenzó a integrar emojis en su estándar, lo que permitió que se vieran igual en Android, iOS, Windows y otras plataformas.

Este paso fue clave: los emojis dejaron de ser gráficos específicos de cada sistema y pasaron a ser caracteres universales, con un código único que cada plataforma interpreta visualmente. Así nacieron los emojis globales: los mismos códigos, los mismos íconos, en todos los dispositivos.

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Cada año, Unicode evalúa propuestas de nuevos emojis. Cualquier persona puede enviar una solicitud, pero debe cumplir criterios estrictos:

  • Uso esperado: debe tener demanda real.

  • Compatibilidad: debe funcionar en múltiples sistemas.

  • Distintividad: no debe duplicar otros emojis.

  • Inclusividad: se priorizan representaciones culturales, de género y accesibilidad.

Las propuestas deben incluir ejemplos de uso, relevancia cultural y diseño preliminar. Unicode publica los emojis aprobados en su versión anual, como ocurrió en 2025 con el fénix, el limón partido y el símbolo de accesibilidad auditiva.

Más que caritas: un lenguaje visual global

Hoy existen más de 3.500 emojis, usados en redes sociales, correos, chats y campañas publicitarias. Se han convertido en un lenguaje visual global, capaz de transmitir emociones, ironía, contexto y cultura sin palabras. Incluso se han traducido obras literarias con emojis, como Emoji Dick, una versión pictográfica de Moby Dick. Y en 2015, el emoji 😂 fue elegido “palabra del año” por el Oxford Dictionary.

Los emojis permiten matizar el tono, suavizar mensajes, expresar identidad y crear códigos compartidos. Su uso va más allá de lo decorativo: son funcionales, emocionales y lingüísticos.

Evolución técnica: de píxeles a vectores

Los primeros emojis eran mapas de bits de baja resolución. Hoy, los emojis se diseñan como vectores escalables, adaptables a pantallas de alta definición. Cada plataforma (Apple, Google, Samsung, Microsoft) interpreta el código Unicode con su propio estilo gráfico, lo que genera variaciones visuales.

Además, se han incorporado modificadores de tono de piel, género y orientación, lo que permite personalizar emojis como 👩🏽‍⚕️ o 👨🏻‍🎓. También existen emojis combinados, como las familias 👨‍👩‍👧‍👦, que se construyen con secuencias de caracteres.

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¿Qué sigue para los emojis?

Unicode sigue expandiendo el repertorio, con emojis más inclusivos, animados y contextuales. Se estudia integrar emojis 3D, reacciones combinadas y variantes regionales. También se debate si los emojis deberían adaptarse al tono del mensaje o al idioma del usuario.

Algunos desarrolladores proponen emojis dinámicos, que cambien según el contexto, como un 🌦️ que muestre el clima real. Otros sugieren emojis interactivos, que respondan al tacto o al movimiento. Aunque aún no son estándar, estas ideas muestran cómo los emojis podrían evolucionar hacia formas más complejas de comunicación.

Impacto en plataformas y sistemas

El uso masivo de emojis ha obligado a adaptar sistemas operativos, motores de búsqueda, redes sociales y bases de datos. Los emojis requieren codificación UTF-8, renderizado gráfico, compatibilidad entre navegadores y soporte en tipografías. Además, los emojis afectan el SEO, el análisis de sentimientos y la accesibilidad digital.

Por ejemplo, en 2025, la caída de Amazon Web Services afectó temporalmente la renderización de emojis en varias plataformas, lo que evidenció su dependencia de servicios en la nube.

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¿Son los emojis un lenguaje?

Lingüísticamente, los emojis no forman un lenguaje completo, pero sí un sistema semiótico con reglas, combinaciones y significados compartidos. Se pueden usar para construir frases, expresar emociones, narrar historias o reforzar mensajes. Algunos estudios analizan su gramática visual, su sintaxis implícita y su evolución como forma de escritura híbrida.

En contextos multilingües, los emojis permiten comunicación sin idioma, lo que los convierte en herramientas útiles para educación, accesibilidad y traducción automática.

Cultura, identidad y controversias

Los emojis reflejan valores culturales, identidades sociales y tensiones políticas. La inclusión de emojis como 🧕, 🏳️‍🌈 o 🦽 ha sido celebrada por colectivos diversos. Pero también han surgido debates sobre representación, estereotipos y sesgos en el diseño.

Unicode ha respondido con procesos más abiertos, consultas públicas y revisión de propuestas. Sin embargo, el equilibrio entre neutralidad técnica y sensibilidad cultural sigue siendo complejo.

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Del píxel al símbolo universal

La historia del emoji es una historia de innovación técnica, adaptación cultural y evolución comunicativa. Lo que empezó como un conjunto de íconos de 12 píxeles se ha convertido en un sistema global que transforma cómo sentimos, reaccionamos y nos conectamos.

Los emojis no son solo adornos: son herramientas de expresión, identidad y vínculo. Y su futuro dependerá de cómo combinemos tecnología, diseño y sensibilidad humana para seguir ampliando este lenguaje visual compartido.

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