Descubren un planeta errante que devora 6.000 millones de toneladas por segundo: Cha 1107-7626
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Alex León
10/12/20255 min read


Por Alex León | CienciaZ.com | 12/10/2025
Un planeta sin estrella que desafía la física conocida
En el vasto y oscuro espacio interestelar, donde la luz de las estrellas apenas alcanza, los astrónomos han detectado un fenómeno que está redefiniendo lo que sabemos sobre la formación planetaria. Se trata de Cha 1107-7626, un planeta errante descubierto por el Observatorio Europeo Austral (ESO), que está absorbiendo gas y polvo a una velocidad sin precedentes: aproximadamente 6.000 millones de toneladas por segundo. Este ritmo de crecimiento lo convierte en el planeta de formación más rápida jamás observado, y plantea preguntas profundas sobre los límites entre planetas, estrellas y objetos subestelares.
¿Qué es un planeta errante?
Los planetas errantes —también conocidos como planetas huérfanos o flotantes— son cuerpos de masa planetaria que no orbitan ninguna estrella. A diferencia de los planetas del sistema solar, que giran alrededor del Sol, estos vagan libremente por el espacio, sin una fuente de luz ni calor cercana. Su existencia fue teórica durante décadas, pero en los últimos años, gracias a telescopios infrarrojos y técnicas de observación indirecta, se han confirmado varios casos.
Cha 1107-7626 pertenece a esta categoría, pero con una particularidad que lo hace único: está rodeado por un disco de acreción, similar al que rodea a las estrellas jóvenes. Este disco está compuesto por gas y polvo, y se precipita sobre el planeta a una velocidad que supera cualquier registro anterior. En otras palabras, este planeta está creciendo como si fuera una estrella.
Un ritmo de crecimiento que desconcierta a los astrónomos
La tasa de absorción de materia de Cha 1107-7626 es tan alta que ha obligado a los científicos a replantearse los modelos de formación planetaria. Se estima que el planeta está incorporando entre 6.000 y 6.600 millones de toneladas de gas y polvo cada segundo. Para ponerlo en perspectiva, eso equivale a absorber la masa de la Gran Pirámide de Guiza unas 60 veces por segundo.
Este ritmo no solo es inusual, sino que contradice lo que se esperaba de un planeta errante. Al no estar vinculado gravitacionalmente a una estrella, se pensaba que estos cuerpos tendrían dificultades para acumular materia. Sin embargo, Cha 1107-7626 demuestra lo contrario: puede crecer de forma autónoma, sin necesidad de una estrella anfitriona.
¿Cómo se detectó este planeta?
El descubrimiento fue posible gracias a observaciones realizadas por el ESO en combinación con datos del Telescopio Espacial James Webb. Los astrónomos utilizaron técnicas de espectroscopía infrarroja para analizar la composición del disco que rodea al planeta. Detectaron emisiones de hidrógeno caliente, lo que indica que el gas está cayendo sobre el planeta a gran velocidad. Además, observaron variaciones en la luz infrarroja que sugieren una actividad intensa de acreción.
Cha 1107-7626 se encuentra en la constelación de Chamaeleon, a unos 620 años luz de la Tierra. Su masa se estima entre 5 y 10 veces la de Júpiter, y su edad ronda entre 1 y 2 millones de años, lo que lo sitúa en una etapa muy temprana de evolución.
¿Es realmente un planeta? ¿O una estrella fallida?
La frontera entre planeta y estrella no siempre es clara. Los objetos subestelares, como las enanas marrones, ocupan un espacio intermedio: tienen más masa que un planeta, pero no suficiente para iniciar la fusión nuclear que caracteriza a las estrellas. Cha 1107-7626 se encuentra cerca de ese límite, y algunos científicos sugieren que podría ser una enana marrón en formación.
Sin embargo, lo que lo distingue es su comportamiento. A pesar de su masa relativamente baja, está absorbiendo materia como lo haría una estrella joven. Esto ha llevado a algunos investigadores a proponer que podría tratarse de un nuevo tipo de objeto: un planeta estelarizado, capaz de crecer mediante procesos típicos de las estrellas.
Implicaciones para la formación planetaria
El caso de Cha 1107-7626 desafía los modelos tradicionales de formación planetaria, que asumen que los planetas se forman dentro de discos protoplanetarios alrededor de estrellas. Este planeta demuestra que es posible crecer en solitario, en medio del espacio interestelar, y a un ritmo que supera incluso el de algunas estrellas.
Esto abre nuevas preguntas: ¿cuántos planetas errantes existen en la galaxia? ¿Podrían algunos de ellos tener lunas, atmósferas o incluso condiciones para albergar vida? ¿Es posible que haya sistemas planetarios formados sin una estrella central?
Además, el descubrimiento sugiere que los procesos de acreción pueden ser más diversos de lo que se pensaba. La presencia de un disco alrededor de un planeta errante indica que el material interestelar puede organizarse y precipitarse sobre cuerpos aislados, sin necesidad de una fuente de gravedad dominante.
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Un laboratorio natural para estudiar la física extrema
Cha 1107-7626 se ha convertido en un laboratorio natural para estudiar la física de la acreción, la dinámica de discos de gas y la evolución de objetos subestelares. Su entorno ofrece condiciones extremas: temperaturas elevadas, presiones intensas y velocidades de caída de materia que permiten observar fenómenos difíciles de replicar en simulaciones.
Los astrónomos están utilizando modelos computacionales avanzados para entender cómo se comporta el gas al caer sobre el planeta, cómo se distribuye en el disco y qué efectos tiene sobre la evolución del objeto. También se están estudiando las emisiones de radiación, que podrían revelar detalles sobre la composición química del material absorbido.
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¿Podría Cha 1107-7626 convertirse en una estrella?
Aunque su masa actual no alcanza el umbral necesario para iniciar la fusión nuclear (alrededor de 13 veces la masa de Júpiter), si continúa creciendo a este ritmo, podría acercarse a ese límite en pocos miles de años. Esto plantea una posibilidad intrigante: que un planeta errante pueda evolucionar hasta convertirse en una estrella fallida o incluso en una enana marrón activa.
Este escenario no solo sería inédito, sino que obligaría a revisar las definiciones actuales de planeta, estrella y objeto subestelar. La clasificación de cuerpos celestes se basa en criterios de masa, temperatura y comportamiento, pero casos como Cha 1107-7626 demuestran que la naturaleza no siempre se ajusta a nuestras categorías.
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Un descubrimiento que marca un antes y un después
El hallazgo de Cha 1107-7626 representa un punto de inflexión en la astronomía moderna. No se trata solo de un planeta que crece rápido, sino de un objeto que desafía las reglas, rompe los esquemas y abre nuevas vías de investigación. Su existencia sugiere que el universo está lleno de sorpresas, y que aún queda mucho por descubrir sobre cómo se forman, evolucionan y se comportan los cuerpos celestes.
Los próximos años serán clave para entender mejor este planeta errante. Nuevas observaciones, simulaciones y estudios teóricos permitirán desentrañar los misterios de su crecimiento, su composición y su destino final. Y mientras tanto, Cha 1107-7626 seguirá devorando materia en silencio, en algún rincón oscuro de la galaxia.
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