¿Qué hay realmente en el centro de la Vía Láctea? La ciencia responde

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Alex León

10/24/20254 min read

Cuando hablamos del “centro” de nuestra galaxia, no nos referimos a un punto fijo como el centro de una ciudad, sino a una región compleja y activa conocida como el núcleo galáctico. Este núcleo está ubicado a unos 25.000 años luz de la Tierra, en dirección a la constelación de Sagitario, y alberga uno de los objetos más extremos del universo: Sagitario A*, un agujero negro supermasivo con una masa equivalente a cuatro millones de soles.

Pero Sagitario A* no está solo. A su alrededor hay una concentración densa de estrellas antiguas, cúmulos estelares, gas interestelar y polvo cósmico. Esta región es tan activa que se considera uno de los laboratorios naturales más importantes para estudiar la física extrema, la evolución estelar y la dinámica galáctica.

¿Cómo sabemos que hay un agujero negro?

Durante décadas, los astrónomos observaron movimientos extraños en las estrellas cercanas al centro galáctico. Algunas parecían orbitar un punto invisible a velocidades altísimas. Gracias a observaciones en infrarrojo y radio, se pudo determinar que ese punto invisible era un objeto extremadamente masivo y compacto: un agujero negro.

Sagitario A* no emite luz directamente, pero su presencia se revela por los efectos gravitacionales que ejerce sobre su entorno. Las estrellas cercanas se aceleran, el gas se calienta y se producen emisiones de rayos X y gamma. En los últimos años, telescopios como el Event Horizon Telescope han logrado incluso obtener imágenes indirectas de su “sombra”, confirmando su existencia y características.

Más que un agujero negro: rayos gamma y materia oscura

Lo que hace aún más fascinante al centro galáctico es que no todo se explica por Sagitario A*. Recientemente, se ha detectado un exceso de rayos gamma en esta región. ¿La causa? Todavía no está clara. Algunos científicos creen que podría deberse a colisiones de partículas de materia oscura, mientras que otros apuntan a estrellas de neutrones o púlsares de milisegundos.

Este resplandor ha sido estudiado con el Telescopio Espacial Fermi, y aunque no hay consenso, muchos consideran que podría ser la primera evidencia indirecta de la materia oscura en nuestra galaxia. Si se confirma, estaríamos ante uno de los descubrimientos más importantes de la física moderna.

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¿Qué papel juega Sagitario A* en la evolución de la galaxia?

Los agujeros negros supermasivos como Sagitario A* no solo absorben materia: también regulan la formación de estrellas, influyen en la distribución del gas y pueden emitir chorros de energía que afectan regiones lejanas de la galaxia. Aunque actualmente está en una fase “tranquila”, se espera que vuelva a activarse en el futuro, especialmente cuando la Vía Láctea colisione con la Gran Nube de Magallanes dentro de unos 2.000 millones de años.

Esta futura activación podría transformar radicalmente el núcleo galáctico, provocando explosiones de formación estelar, emisiones de radiación y cambios en la estructura interna de la galaxia.

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¿Qué más hay en el centro galáctico?

Además de Sagitario A*, el centro de la Vía Láctea contiene:

  • Estrellas masivas y gigantes rojas que orbitan en trayectorias caóticas.

  • Cúmulos estelares extremadamente densos.

  • Nubes de gas molecular que podrían dar origen a nuevas estrellas.

  • Ondas gravitacionales y perturbaciones que se propagan por el disco galáctico.

Incluso se ha detectado una “ola gigante” que recorre la galaxia como una ondulación cósmica. Este fenómeno, aún no completamente comprendido, podría estar relacionado con interacciones gravitacionales a gran escala.

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¿Por qué importa entender el centro de la Vía Láctea?

Porque es el corazón de nuestra galaxia. Todo lo que ocurre allí afecta, directa o indirectamente, al resto del sistema galáctico. Desde la formación de estrellas hasta la distribución de materia, el núcleo galáctico es clave para entender cómo evolucionan las galaxias, cómo se comporta la gravedad extrema y qué papel juega la materia oscura en el universo.

Además, estudiar el centro de la Vía Láctea nos permite compararlo con otras galaxias y entender si lo que vemos aquí es común o excepcional. Y en ese proceso, podríamos descubrir nuevas leyes físicas, nuevas partículas… o incluso nuevas formas de vida.

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El centro de la Vía Láctea es mucho más que un agujero negro. Es una región de extremos, de misterios y de posibilidades. Sagitario A* es solo el comienzo. A su alrededor, se entrelazan fuerzas cósmicas que podrían revelar los secretos más profundos del universo. Y aunque estamos lejos de comprenderlo todo, cada nueva observación nos acerca un poco más a responder la gran pregunta: ¿qué hay realmente en el corazón de nuestra galaxia?

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